La libertad se aprende ejerciéndola
Clara Campoamor
Yo no soy feminista, soy humanista”
Clara Campoamor
En el día 1 de octubre de 2019 se han cumplido 88 años desde que las mujeres podemos ejercer el derecho al voto. Este hito histórico se consiguió gracias a una abogada llamada Clara Campoamor.
A muchos y muchas les sonará su nombre y conocerán parte de su trayectoria, otros simplemente desconocerán su importancia en la historia de España.
Como para muchas otras mujeres sus comienzos no fueron fáciles, tuvo que dejar los estudios tras el fallecimiento de su padre por temas económicos, trabajó en distintos lugares, pero nunca dejó de perseguir su sueño: ser abogada. Su propósito era luchar por los derechos de las mujeres, entre los que destacaban el sufragio universal femenino, el divorcio y la igualdad jurídica de hijos e hijas dentro y fuera del matrimonio. En definitiva, que no hubiera discriminación por razones de sexo. A los 30 años inició sus estudios en derecho y en diciembre de 1924 se licenció. Su acción como abogada en casos sonados de divorcio de la época, defendiendo los derechos de las mujeres, le valió ser la primera mujer en intervenir en el Tribunal Supremo.
Entre tanto Clara Campoamor se unió a un grupo de mujeres brillantes de la época, entre las que estaba Victoria Kent, donde debatían sobre la situación de la mujer en la sociedad y en qué medida ellas podían actuar para cambiarlas. Se unió, siguiendo dichos ideales, al Partido Radical Socialista.
Una vez proclamada la Segunda República, Campoamor fue proclamada diputada de las Cortes en las elecciones de 1931 siendo así, una de las primeras mujeres diputadas de la historia de España junto a Victoria Kent y Margarita Nelken.
El sufragio femenino centró la carrera política de Campoamor, que pensaba que las mujeres debían de tener pleno derecho al voto, sin embargo, esta idea no tenía muchos apoyos dentro de su partido y sus compañeros diputados, entre ellos Victoria Kent que argumentaba en contra, que las mujeres no estaban preparadas para este paso y se verían abocadas a votar lo mismo que sus cónyuges.
El 1 de octubre de 1931 tuvo lugar el gran debate y votación sobre el sufragio universal femenino, lo que propició el enfrentamiento dialectal entre Clara Campoamor y Victoria Kent saliendo vencedora la primera por 161 votos a favor y 121 en contra.
El 19 de noviembre de 1933 se celebraron las primeras elecciones democráticas en las que podían participar las mujeres, después de aprobarse el voto femenino. Estas votaciones dieron como resultado una victoria para los conservadores. Esto provocó la salida de Campoamor de las cortes y del partido ya que la culpaban a ella y al voto femenino de los resultados obtenidos. Cuando estalló la guerra civil, 1936, Clara Campoamor se exilió acabando finalmente sus días trabajando como abogada en Suiza
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